...esa forma tan de él de agarrarme el pelo para echar mi cabeza hacía atrás, en una orden silenciosa de posesión y obediencia. Mi corazón no había quedado afuera de este caudal de sensaciones, alegre y enamorado daba latidos dolorosos.
Aquella sensación de sus besos, sus manos apretándome salvajamente, a la vez sus amorosos besos en mis ojos, en mi frente y en mis labios, me dejaban exhausta, y yo apenas me atreví a balbucir...
-Yo, yo, quiero estar contigo...
-Vámonos. -dijo.
Aturdida arranqué el auto, me sentía borracha, como si me hubiese tomado 12 cervezas alemanas!!!!
-A dónde dije? -llena de verguenza.
-A mi casa.- contestó.
-Yo... -no dije más, para que hablar?, si en realidad hubiera querido volar allí y ni siquiere tener que parar en los semáforos! Decidí callarme y ser más honesta, incluso, conmigo misma.
De pronto este hombre era otro hombre, todo lo callado, medido y respetuoso había quedado en los minutos pasados, ahora él daba las órdenes, órdenes sublimes de promesas de la entrega de todo un hombre para una mujer... y yo era esa mujer que había seleccionado la vida, para conocer las maravillas que un hombre como caballo salvaje con ojos nobles puede ofrecerle a una mujer...
Una Nota:
"Cultivo una rosa blanca".es donde cada día dejo gotitas de mí...